SINAXARIÓN
DEL CALENDARIO LITÚRGICO MARONITA
f | Junio 23
SANTA AGRIPINA DE MINEO, VIRGEN Y MÁRTIR (s. III)
Nació y creció en Roma y juró su virginidad a Cristo. Cuando estalló la octava persecución en los días del rey Valeriano (260), ella se presentó con toda la osadía de los perseguidores, declarando que era cristiana.
Entonces los paganos la arrestaron y la azotaron con palos duros, luego la encarcelaron con grilletes y ella dio gracias a Dios. Al día siguiente, la sacaron de la prisión y la ataron con una atadura hasta que sus miembros se destrozaron, su sangre fluyó y su alma pura fluyó hacia los cielos de la gloria de Cristo. Ese fue el año 259 de sus oraciones con nosotros. Amén.
Fuente: Maronitas.org
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CONCILIO DE ÉFESO
Se celebró entre el 22 de junio y el 16 de julio del año 431, en Éfeso, antiguo puerto griego, en la actual Turquía y es considerado el tercero de los siete primeros concilios ecuménicos.
Es considerado por la Iglesia católica, la Iglesia ortodoxa, la Comunión anglicana, las Iglesias ortodoxas orientales y el luteranismo como el III Concilio Ecuménico.
El Concilio de Éfeso fue convocado en el año 431 por Teodosio II, emperador de la parte oriental del Imperio Romano, el cual lo hizo a petición de Nestorio. Las enseñanzas de Nestorio sobre la naturaleza de Cristo estaban generando una gran controversia en la iglesia, por lo que solicitó un concilio con la esperanza de poder demostrar su ortodoxia y silenciar a sus detractores.
Aunque Teodosio no asistió, envió al jefe de la guardia de su palacio imperial, el conde Candidiano, para que lo representara. El concilio se reunió en Éfeso, cerca de la actual Selcuk, en Turquía, con la asistencia de entre 200 y 250 obispos. Este concilio llegó en un momento de conflicto en cuanto a la autoridad dentro de la iglesia. El Primer Concilio de Constantinopla había establecido al obispo de Constantinopla como segundo en autoridad después de Roma, cuyo obispo llevaba el título de Papa y que reclamaba su autoridad de la línea de Pedro. Alejandría y Antioquía eran también obispados poderosos y sus escuelas de cristología provenían históricamente de posiciones diferentes.
Leo Davis explica: “Al igual que se dice que todos los filósofos son básicamente aristotélicos o platónicos, así, en sentido general, todos los teólogos son en relación a la cristología antioquenos, partiendo del Jesús de los Evangelios Sinópticos y procurando explicar cómo este hombre es también Dios; o bien alejandrinos, partiendo del Verbo del prólogo de Juan y tratando de comprender las implicaciones del Logos encarnado”.
Este concilio revelaría aún más la brecha entre las dos escuelas de cristología.
El Concilio de Éfeso confirmó el Credo Niceno y el título de Theotokos para María como un título legítimo basado en ese credo. También condenaron el nestorianismo y excomulgaron a todos los obispos que no se atuvieron a la decisión del concilio.